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Saturday, September 5, 2015

Don’t fear what you don’t understand

By Guiomar Stampa, 
Intérprete de conferencia AIB


Esa frase, compartida en las redes sociales por muchos de mis amigos amantes de los tiburones, me ha hecho pensar en el inicio del curso en la Facultad de Traducción e Interpretación de la UAB, en la que algunos de los socios de AIB contribuimos a la formación de los jóvenes intérpretes.
Los estudiantes de la asignatura de Iniciación a la Interpretación de Conferencias  entran el primer día de clase al aula de interpretación con ilusión, con ganas de estrenarse en las cabinas de interpretación y, algunos de ellos, con mucho miedo.

Miedo a lo desconocido, a no estar a la altura, y es que el aula grande de interpretación con sus 24 cabinas en tres plantas impone y los profesores de interpretación, intérpretes profesionales a su vez, también.

¿Y qué mejor para ahuyentar el miedo que disiparlo con conocimiento?

Cuando sabes que los tiburones no te van a atacar porque nunca van a confundir a un buceador con comida (el neopreno les debe de oler fatal) te sumerges en aguas infestadas de tiburones a disfrutar del espectáculo.

Pero no sin haber aprendido antes todo lo que hay que aprender en un buen curso de submarinismo.

Pues bien, en la interpretación de conferencias sucede algo parecido.  Para entrar en una cabina de interpretación simultánea o enfrentarte a una jornada de consecutiva sin que te tiemble la voz, hay que pasar por un sinfín de horas de formación.

Y en ese primer curso de interpretación empezamos por todo aquello que permitirá que los estudiantes que lo deseen se pongan manos a la obra y afinen bien los oídos en su formación especializada de intérpretes de conferencia. Entrenamos los diferentes esfuerzos de la interpretación consecutiva.

La escucha
Todos sabemos oír, claro, pero ¿escuchar? Hoy en día estamos cada vez más habituados a procesar la información que recibimos por otro sentido, el de la vista.  Hay que entrenar el del oído para escuchar con mucha concentración.

El análisis
Analizar lo que dice otra persona, desgranar el grano de la paja y averiguar cuál es la intención de nuestro orador a partir de su realidad cultural y profesional requiere un entrenamiento largo y minucioso.

La memoria
Esa gran desconocida por descubrir.  Muchos estudiantes se acercan al final de esa primera clase muy serios a decir que ellos no tienen memoria, que no van a poder.  ¡Y vaya si pueden! Todo es cuestión de confiar en nuestras capacidades.  Tenemos una memoria a corto, medio y largo plazo prodigiosa, cada una en lo suyo.  Ahí están, esperando que descubramos todo su potencial.

La toma de notas
Una técnica que ayudará a dominar mejor los esfuerzos anteriores. Pero eso, una técnica de apoyo, ni más ni menos.

La producción de un discurso
Aquí ya entra en juego el pánico escénico.  Hay que hablar en público y eso da miedo de verdad, igual que los tiburones cuando no sabemos que no nos van a atacar.  Pero si hemos logrado que los estudiantes entiendan que pueden escuchar, analizar, recordar y que no se los va a comer nadie, llegarán al final del semestre con unas competencias que les permitirán decidir si han descubierto una profesión a la que dedicar mucho esfuerzo y mucha ilusión.

Sea como fuere, la formación en interpretación de conferencias nunca va a caer en saco roto.  Lo que uno aprende no sirve sólo para interpretar en una cabina.  Las destrezas de un intérprete tienen una gran utilidad en muchos ámbitos profesionales.

Ahora bien, enfrentarse a un orador que habla rápido, con acento, leyendo un texto que el intérprete no tiene en la cabina, eso sí que da miedo, incluso al más avezado.  A mí me da más miedo que los tiburones, desde luego.


Por eso hay que entender el oficio, aprender a ser intérprete y formarse con el máximo rigor.