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Friday, January 29, 2016

Hotel NH Nacional de Madrid. Domingo por la mañana.


Intérprete de conferencia






Miro indolentemente a través de los ventanales de la alargada sala en la que se reúne el SMP/PriMS de AIIC vaya sopa de letras!) y contemplo a los paseantes, patinadores, ciclistas y deportistas en general disfrutando de una radiante mañana de enero con 17º de temperatura en un majestuoso y dominical Paseo del Prado cortado al tráfico.

Hey! You’re daydreaming, aren’t you?

Mi colega y vecina de asiento, Andrea, me saca de la ensoñación y caigo en la cuenta (tiene razón) de que mi imaginación había volado a mil leguas. Salgo de la sala en busca de un espresso doble –what else?– a ver si me espabilo un poco. Regreso a la sala con la taza en la mano y empiezo a escuchar esta vez, en lugar de limitarme a oír como anteriormente.

Resulta que hay un comité de AIIC que se llama “Sector Mercado Privado”, cuyos miembros  –para gran suerte de los intérpretes de la “Región” España– han decidido reunirse en nuestra ciudad. Digo suerte porque el hecho de que se reúnan en Madrid nos permite asistir (por primera vez en mi caso) y participar de sus deliberaciones.

Ya me pasé por el Hotel Nacional el viernes por la tarde/noche. Ese día tuvo lugar una sesión de formación sobre estrategias de ventas impartida por uno de esos ejecutivos que durante una época se dieron en llamar ofensivamente “agresivos”. Por desgracia cuando me quise apuntar para ese curso ya no quedaban plazas. Así que me limité a asistir a la posterior cata de vinos (para eso no había cupos). La cata fue muy ilustrativa y espero que convenciera a los colegas extranjeros de que el buen vino español no sólo viene de la Rioja o de la Ribera del Duero, sino que en la Comunidad de Madrid también tenemos excelentes caldos.

El orden del día de ambas jornadas incluía temas de gran interés para todos, como:

·      El modelo de negocio de la profesión
·      La situación del mercado en España
·      Estadísticas de AIIC
·      Normas profesionales: ¿Adaptarse para sobrevivir?
·      Informes de diferentes grupos/comités.


Si me preguntaran qué es lo que más me gustó de estos dos días de reunión, contestaría que poder poner cara a los apellidos oídos en innumerables ocasiones y leídos en centenares de informes o actas y saludar a tantísimos colegas a los que no veía desde hacía mucho tiempo. De hecho, en este tipo de encuentros multitudinarios es cuando mejor se entiende la teoría de la relatividad, porque los mismos treinta minutos que puede durar la interpretación en cabina de una presentación PowerPoint de resultados económicos y que te parecen que duran como una vida entera, la pausa-café de idéntica duración– transcurren ante ti como un rebobinado de cinta y pronto te das cuenta de que cuando has saludado sólo a dos de los veinte colegas que querías saludar, alguien de repente empieza a golpear un vaso con una cucharilla cual toque de corneta de ¡ALINEARSE, AR!

Un aspecto que me llama la atención en estas dos jornadas de trabajo es la desenvoltura con la que la muchos colegas manejan términos y acrónimos que a mí se me antojan aún un pelín arcanos, como (Advisory Board, Comité Ejecutivo, Disciplinary and Disputes Committee, etc.)


La sesión dominical termina con una presentación sobre la interpretación de signos. Algo novedoso para la mayoría de los colegas, que probablemente han tenido poco contacto con ese otro tipo de interpretación. Los que tuvimos la suerte de trabajar en el Forum de las Culturas de Barcelona 2004, sin embargo, vivimos muy de cerca una situación de simbiosis natural entre ambos tipos de interpretación, puesto que las intérpretes de signos dependían de nuestra prestación para, a su vez, poder trabajar cuando en la sala se hablaba otra cosa que no fuera castellano. Eso las convertía habitualmente en las clientas más agradecidas, sobre todo cuando –conscientes de que nos escuchaban–pronunciábamos con especial esmero los nombres extranjeros, para facilitares la vida a la hora de deletrearlos cumplidamente.

En resumidas cuentas, la reunión del sector privado ha sido muy enriquecedora, aunque no se hable sólo del sector privado y espero poder acudir a futuras ediciones.



Thursday, January 7, 2016

Fiel compañero de fatigas

Intérprete de conferencia




Por fin se han apagado las luces. Ahora reinan el silencio y la oscuridad. La tarde ha sido intensa. La actividad empezó por la mañana pero tengo la sensación de que hasta por la tarde no han aflorado las emociones más profundas. La tensión ha ido en aumento rápidamente y no ha cesado hasta el final.

Ahora que la sala se ha vaciado y tampoco queda nadie en los pasillos, miro a mi alrededor y observo los restos de una contienda que ha sido dura a ratos: papeles llenos de garabatos, vasos y tazas de café medio vacías, documentos doblados y desordenados… y miles de sílabas descompuestas, flotando en el aire o hacinadas en la mesa y en el suelo. Sílabas que formaron parte de palabras breves y extensas, duras o llenas de emoción, ligeras o impronunciables. Todas ellas, sílabas elaboradas y escogidas en medio de una concentración máxima, nunca pronunciadas al azar. Yo las he recogido todas con sumo esmero: aquellas pronunciadas con contundencia y claridad pero también aquellas otras apenas perceptibles. Y ahora ahí están, concentradas en un espacio reducido, descansando después del gran esfuerzo y acompañándome en mi soledad, ayudándome a recordar el día. Mañana ellas se ha habrán desvanecido del todo.

Hoy ha sido un día especial porque todos han querido sincerarse a través de mí y he vuelto a comprobar que los intérpretes no son simples autómatas sin corazón dedicados a transmitir información. Hoy, por primera vez, he visto asomar lágrimas a los ojos de mi intérprete cuando describía la trágica huida de los refugiados en pateras por el Mediterráneo, pero también la indignación al tener que reproducir que lo único que buscan estas personas es enriquecerse en nuestros países y que, por ello, había que construir muros y vallas para impedirles llegar hasta nosotros.

Igual que yo, mis intérpretes no se pueden permitir mostrar sus emociones cuando trabajan, pero eso no significa que no las tengan. Para desahogarse, me silencian de vez en cuando y dejan escapar parte de su tristeza, rabia o impotencia mediante palabras o frases que no quiero ni debo reproducir aquí. Al igual que ellos, sé muy bien cuál es mi función y no los traicionaría nunca. Sus secretos están en buenas manos y ellos lo saben. Somos buenos compañeros de trabajo y nos complementamos. El uno sin el otro no seríamos nada en una cabina.

A veces las prisas, el cansancio o el estrés impiden que la compenetración sea siempre perfecta pero en general nos entendemos bien. Tenemos un código compuesto de botones y de luces que solo entendemos nosotros. Somos conscientes de la importancia de que nada salga fuera de la sala una vez terminada la reunión pero también de la discreción necesaria dentro de una cabina.

Me siento privilegiado porque solo yo soy capaz de percatarme de sus distintas facetas, de conocer sus vidas, de oír sus opiniones sobre lo que está pasando en la sala y de reconocer esas emociones que tan bien saben ocultar a su público.

Ahora toca descansar. La jornada ha sido agotadora y mañana por la mañana vendrá el técnico para comprobar que mi botón y mi luz roja funcionan bien. Probablemente me tocará volver a soltar obviedades como el típico “uno, dos, tres, probando, probando” o el “sí va, sí va, haciendo pruebas”. Menos mal que después llegarán mis intérpretes un día más y volverán a darle sentido a mi vida.

Os quiere vuestro compañero y amigo… el micrófono.