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Monday, July 15, 2019

¿Cómo sobrevivir al Globish?

Por Francisco Hidalgo, Intérprete funcionario del Parlamento Europeo

Este mes, a petición de nuestra socia Patrícia Lluch (AIB), nuestro compañero intérprete funcionario del Parlamento Europeo Francisco Hidalgo nos expone sus reflexiones sobre el Globish, ese molesto fenómeno que sufrimos todos en la profesión. ¡Gracias, Paco!


Parece que el término Globish surgió en 1998, cuando Madhukar Gogate [https://en.wikipedia.org/wiki/Globish_(Gogate)] propuso una versión simplificada del inglés que facilitaría su aprendizaje como lingua franca entre los hablantes de los diferentes idiomas que pueblan el subcontinente indio. No fue el primer intento de ofrecer una versión simplificada del inglés (antes habían aparecido Basic English de Charles Kay Ogden, Simplified Technical English o STE y algunos otros), pero sí le corresponde a Madhukar Gogate el honor de haber acuñado esta voz que hizo fortuna y que utilizó luego por ejemplo Jean-Paul Narrière [https://en.wikipedia.org/wiki/Globish_(Nerrière)] en Don’t speak English, parlez Globish (2004).

Pero existe otro Globish, que es el que aquí nos interesa, que no sería fruto del esfuerzo de un lingüista por facilitar la comunicación en inglés entre hablantes no nativos, sino que se habría ido formando espontáneamente con el uso. Concretamente, con el mal uso. Un inglés, pues, empobrecido semántica y sintácticamente, y repleto de errores. 

Ahora bien, existe realmente este Globish espontáneo y no normalizado?


A mi juicio, no. Cuando habla inglés un no nativo, suele cometer una serie de errores de pronunciación, de vocabulario, de gramática, de sintaxis… Solo que esos errores son completamente diferentes en función de cuál sea la lengua nativa del hablante. Por ejemplo, un hispanohablante tenderá a pronunciar la v como b (así, es muy posible que, al querer decir Let’s take a vote, suene más bien como Let’s take a boat). Un neerlandófono, en cambio, puede que pronuncie la v como f (vat se convierte en fat) . Eso, en cuanto a la fonética. Pero lo mismo ocurre con el vocabulario: el no nativo puede confundir palabras inglesas con otras en su idioma que se parecen pero cuyo significado es diferente (lo que suele denominarse falsos amigos): All the documents are in your carpet. Y, por supuesto, también traducirá a veces literalmente las expresiones idiomáticas. Un ejemplo verídico: I don’t think we should open that melon

Es decir, que ese concepto del [Globish como versión simplificada del inglés -con un vocabulario más reducido, gramática y sintaxis más sencillas y menos expresiones idiomáticas- es engañoso, por no decir falso. Pretende ser un idioma universal, pero es todo lo contrario, por la sencilla razón de que, como hemos visto, cada hablante contamina el inglés que habla con la influencia de su propio idioma. No hay un Globish, sino al menos tantos como lenguas de hablantes de inglés no nativos: un inglés españolizado, otro afrancesado, italianizante, etc... Con lo cual es impropio llamarlos Globish puesto que no son uno y global, sino muchos y locales. De no ser porque los idiomas actualmente están codificados, sometidos a reglas, enseñanza normalizada y muchas veces también a la autoridad de academias de la lengua, sería muy posible que el inglés utilizado como lingua franca se fuera fragmentando al mezclarse con los idiomas locales y diera origen a lenguas diferentes, en un proceso similar al que sufrió el latín y que engendró las lenguas romances.


¿Y qué puede hacer el sufrido intérprete que, cada vez con más frecuencia, se ve sumergido por un torrente de supuesto Globish (en realidad mal inglés)? 

Idealmente, claro está, conocer el idioma materno del orador que está maltratando el inglés. Así, si el intérprete oye a un alemán decir Ven he comes, sabrá que quizá quiera decir When he comes, pero que también podría ser If he comes. Y, como no es posible conocer todos los idiomas, siempre viene bien tener al menos unas nociones de fonéticas variadas. Un compañero intérprete con finlandés pasivo me facilitó mucho la vida cuando me dijo que este idioma solo tiene consonantes sordas, no sonoras, y un sistema vocálico más sencillo que el del inglés. Ese enigmático peak en realidad quería decir algo tan simple como big.

Como consejo, comprendo que es bastante escaso. Con el tiempo, uno acaba por ir captando las deformaciones que imponen al inglés los hablantes de los idiomas mayoritarios, pero es mucho más difícil en el caso de los que se oyen solo raras veces. Solo queda el consuelo de que el inglés de los hablantes nativos no siempre es más fácil; a menudo es más bien lo contrario. ¿Cuántas veces, después de despotricar contra el mal inglés de un báltico o un balcánico, sudamos tinta para entender qué demonios dice un orador de Glasgow o de Nueva Zelanda?

2 comments:

Unknown said...

Muchas gracias, Paco, por habernos querido exponer tus reflexiones sobre este desagradable fenómeno al que no hay forma de escapar. Ya que no parece haber manera de evitarlo, al menos seamos conscientes de qué es en realidad.

Anonymous said...

¡Me ha encantado el artículo!
Pero por aquello del vaso medio lleno ...¿Y si el globish es un estupendo obstáculo para la inteligencia artificial? ¿Y si nos resulta ser útil porque solo un ser pensante consigue sacar de ahí algo con sentido?
Pilar