By Edwina Mumbrú, AIB
Este mes tenemos el honor de ceder la palabra a nuestra colega Elsa Michael, intéprete funcionaria del Parlamento Europeo, que en una carta nos narra sus experiencias y reflexiones sobre la interpretación remota en en esta Institución. ¡Gracias Elsa!
A algunos de vosotros pude veros hace unos meses por ZOOM en la reunión conjunta de cabina ESP. Deseo de todo corazón que esta terrible pandemia remita y podamos encontrarnos de nuevo, en Bruselas, Estrasburgo o dónde sea, pero sin mascarilla e interpretando como antaño, teniendo a nuestros oyentes presentes en la misma sala.
En aquella reunión por videoconferencia, resumí brevemente las impresiones de interpretar en el Parlamento Europeo con la nueva plataforma de interpretación remota, pero hoy - varios meses más tarde - puedo añadir más matices a mis observaciones que deben entenderse a título meramente personal.
Quizás convenga añadir de antemano, que siempre me ha interesado en si el tema de la interpretación a distancia. En todo caso, cuando se realizó el macro-experimento de IAD en el Parlamento Europeo hacia el año 2003, fui voluntaria y conejillo de indias de la cabina ESPAÑOLA, junto con Esther COMELLAS y Diego GARZON. Aquel montaje de “remote interpretation” duró 3 semanas, y las conclusiones científicas de los expertos de MERTENS&HOFFMAN fueron tan severas, que el posterior acuerdo interinstitucional UE de Interpretación a Distancia acabó, tras arduas negociaciones, concediendo toda una serie de garantías técnicas y laborales para nuestra profesión.
El mero hecho de salir a trabajar al PE mientras que Bruselas se había vaciado cual ciudad fantasma, y casi el 100% del personal parlamentario se encontraba en teletrabajo, ya intimidaba. Debíamos acostumbrarnos a las precauciones sanitarias (las mascarillas, los equipos de desinfección de cabinas etc...) que ahora ya son “rutina”. Al principio, todos los usuarios MEPs se encontraban en remoto y repartidos por toda la geografía europea. Cada uno de los usuarios con su propio equipamiento informático y una cobertura de internet a veces poco avanzada. Según la hora del día a la que se celebrase la reunión, y según estuviese la familia igualmente confinada de su señoría solicitando el wifi en actividades profesionales, escolares o de ocio paralelas, la conexión podía resultar desde aceptable, muy mediocre o desesperante, o sea imposible de interpretar.
En esa fase de rodaje, fuimos adaptándonos a todo tipo de situaciones, empezando por la del aislamiento físico con un intérprete por cabina, sin poder contar con la ayuda directa del colega para apuntar cifras, en caso de dudas acústicas etc., teniendo que comunicarnos los colega del mismo canal por WhatsApp o pegando una nota al cristal de al lado. El habitual intercambio de comentarios entre colegas durante los momentos de cierre de micrófonos, imposible por completo.
Los primeros meses resultaron pues muy incómodos, porque la mayoría de las reuniones avanzaban a trompicones:
1. entre rachas de conexiones viables y de interrupciones repentinas con mayor o menor frecuencia - que en muchas ocasiones terminaban con la suspensión parcial o total de la reunión en cuestión (y suponemos que para gran frustración de bastantes participantes deseosos, ya que sin conexión vídeo la consigna estricta es no interpretar conexiones solo-audio).
2. entre intervenciones de ciertos eurodiputados atentos a seguir las recomendaciones técnicas oficiales de DG LINC para mejorar la calidad del audio/vídeo, y un amplio número de participaciones en remoto cuya calidad audio/video era tan mediocre que la concentración necesaria para seguir los discursos se desvanecía por minutos.
3. entre escenas insólitas, visto que la videoconferencia te mete en lugares, oficinas u hogares ajenos, cuyo trasfondo animado puede distraer considerablemente.
El repertorio de anécdotas incluye la conexión de participantes en remoto desde un gimnasio, desde un coche (conduciendo o con chofer), montando en bicicleta, viendo a niños jugar y berrear al fondo mientras el progenitor participa en su reunión,... y perlas similares. Pero la palma absoluta se la llevó la intervención un diputado que apareció un día sin pantalones ante el fondo de una cama deshecha. Algunos testigos de la escena alegan que se adivinaba incluso una cabeza sobre la almohada del lecho. En el alud de comentarios en las redes sociales, los corresponsales españoles en Bruselas se rindieron ante la profesionalidad de nuestro colega JOSÉ SÁNCHEZ (cuya voz reconoceréis enseguida los que le conozcáis) capaz de contener el arrebato de hilaridad al encontrarse con semejante escena. En un comentario posterior acerca de la “viralidad” del vídeo en YouTube, el propio protagonista defendió con desparpajo semejante aparición, alegando que se había puesto una camisa y que menos mal sus piernas están de muy buen ver.
4. A mí personalmente, lo que me descoloca mucho en las intervenciones remotas, es no sólo ver ciertas decoraciones “pintorescas” de fondo, sino descubrir - a veces en primer plano - la cara de los intervinientes. Potencialmente, esos descubrimientos del paisaje facial distraen mucho la atención.
Os ahorro en este relato los comentarios sobre lo difícil, penoso y frustrante que es interpretar a partir de un video/audio de calidad mediocre o mala, la lentitud de los reflejos interpretativos que eso implica, la incertidumbre al perder fragmentos verbales del orador durante una interferencia del sonido, el esfuerzo adicional ante diversos ecos o ruidos de fondo no filtrados, el desgaste cognitivo por mala sincronización entre audio y vídeo del orador, etc. Baste con decir que durante las primeras semanas, a lo sumo sólo una cuarta parte de las intervenciones ofrecían condiciones audio/vídeo “buenos” y exentos de interferencias repentinas.
Paso al capítulo de lo positivo:
El esfuerzo desplegado estos últimos meses por los servicios de DG LINC para ir eliminando problemas de conexión y de calidad audio/vídeo ha sido ingente. Un trabajo permanente y perseverante que lentamente ha ido dando frutos:
Aunque todavía la plataforma de interpretación remota no funcione de la manera deseada que nos satisfaga a todos los intérpretes, parece ser que mayoritariamente a sus señorías les conviene perfectamente. Muchos están incluso encantados, porque la intervención en remoto les ahorra los incómodos desplazamientos a Bruselas, y les ha hecho descubrir el don de la ubicuidad: el de quedarse en su circunscripción electoral y poder al mismo tiempo participar en sus comisiones parlamentarias en Bruselas.
Gracias a Dios, muchos usuarios han mejorado su infraestructura de internet en casa para poder disfrutar de una conexión más estable. Los reticentes a usar soportes Apple o Windows terminaron claudicando ante los imperativos técnicos. Muchos eurodiputados, que en la fase más crítica del confinamiento compartían su wifi en casa con la pareja teletrabajando y los niños en tele-escuela, con la subsiguiente pérdida de señal, decidieron programar sus conexiones con el PE, bien desde la oficina local del PE o de su partido, bien dotándose de un equipo más adecuado que les evitase los frustrantes cortes de conexión.
Al principio, el sistema permitía la participación de los MEPs que durante la fase más estricta de confinamiento y restricciones de viaje no podían acudir a Bruselas. Después de levantarse las restricciones de viaje para acudir a Bruselas, ha surgido entretanto un nuevo uso de la plataforma: la conexión desde el domicilio bruselense, o incluso desde el mismo despacho del PE - un par de pasillos más lejos de la sala de reunión. Aquí cabe puntualizar entre diferentes razones:
Si el participante en remoto es un funcionario de la CE que se encuentra en régimen de teletrabajo obligado, se entiende que ese día no vaya a su oficina. Que los Comisarios CE quieran intervenir desde su domicilio bruselense en lugar de venir al PE, gozando ellos de otro estatus, ni se discute. Suponemos que hay razones legítimas (médicas) que para algunos MEPs recomienden máxima prudencia y reducción de contactos físicos, pero ha proliferado igualmente la participación remota por mera comodidad personal, sin reparar en que la intervención presencial siempre será de calidad superior. Ahí tenemos todavía bastante labor de concienciación que hacer.
Paradójicamente, muchas intervenciones desde las oficinas del Parlamento Europeo no ofrecen la misma calidad audio/vídeo que una buena conexión desde casa. (Ídem desde las oficinas de la Comisión Europea).
El rastreo de las diversas causas de dificultad o calidad deficiente en la conexión remota continúa a fecha de hoy, incluyendo encuestas regulares entre los colegas para detectar quién, cómo y qué conexiones adolecen de qué fallos.
La medida más eficaz durante estos últimos meses a fin de mejorar la calidad del canal audio ha sido inculcarles a sus señorías que utilicen auriculares (no-inalámbricos) y no confíen únicamente en el altavoz de sus dispositivos electrónicos. El número de reticentes a usar auriculares ante el ordenador o tableta va descendiendo lentamente, sobre todo gracias a la perseverancia de los "moderadores" técnicos que en cada reunión asumen el papel de verificar antes de cada reunión con participantes a distancia las conexiones de cada uno de ellos, y de coordinar la ayuda inmediata que quepa en caso de desconexión o de interferencias. Algunos intérpretes funcionarios de cabinas menos solicitadas se han presentado voluntarios para realizar esas tareas de "moderador de la plataforma".
No es, desde luego, una tarea fácil. Los moderadores están de lo más expuestos también a sufrir los pitidos y ecos de la conexión cuando de repente chirría todo en el momento menos pensado.
Afortunadamente, la decisión inicial de nuestra dirección de limitar la duración de las reuniones en las que se prevé participación remota a máximo dos horas ha sido una medida justa y necesaria. También se nos ha concedido una limitación del número de horas semanales de trabajo en reuniones con participantes en remoto. Desde el principio de esta andadura, la delegación profesional de intérpretes funcionarios ha estado trabajando a destajo en defender nuestras condiciones de trabajo y el máximo respeto a los criterios de "salud y protección en el lugar de trabajo". La delegación no para de comunicar con el management de DG LINC señalando las deficiencias actuales del sistema y las garantías necesarias (limitación de tiempo de reunión, pausas mínimas garantizadas, máximos semanales etc...) para evitar que este sistema se lleve nuestras neuronas y nuestros oídos por delante.
Dicen que durante la pausa estival, la solución RSI se ha remozado de tal manera que resulta mucho más fiable y las conexiones de mejor calidad.
No me atrevo todavía a confirmar esta versión.
Nadie sabe cuántos meses más seguiremos dependiendo de esta plataforma pero nos resistimos a perder la ilusión por nuestra labor a pesar de las dificultades.
La experiencia creo que cambiará para siempre ciertas prácticas parlamentarias. El tiempo dirá...
¡Un abrazo cordial a todos!
Elsa
1 comment:
Gracias por compartir con nosotros todo ese recorrido Elsa.
Esta situación es todo un reto y exige esfuerzos denodados para salir adelante, ¡pero saldremos!
Pilar
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