De Edwina Mumbrú, AIB
(aquí nos veis sonrientes en Montjuïc tras uno de los primeros congresos que organizamos) |
Este artículo empieza con unas fotos de
caras conocidas con casi 15 años menos… artículo nostálgico, quizás, al
comprobar lo rápido que pasan las primaveras y esperanzador a la vez porque ¡el
tiempo no ha hecho sino consolidar la aventura que emprendimos a finales de los
noventa del siglo pasado!
Y como corresponde a una profesión tan
movida, todo empezó en un avión volviendo de Canarias. En ese viaje, Catherine
Gris y Beatriz Leboulleux decidieron que no había que esperar más para crear
una asociación, una agrupación o una cooperativa ( aún no sabíamos qué íbamos a
ser) que aunara esfuerzos para hablar con una sola voz en el mercado de
Barcelona… al igual que otras profesiones autónomas, es muy duro defender la
profesión en solitario y aunque lidiáramos con la capa de AIIC (la Asociación
Internacional de Intérpretes de Conferencias), coincidiéramos en las
Instituciones Internacionales y nos uniera a muchos una amistad que se
remontaba a nuestros días universitarios, todavía no habíamos dado el gran
paso…estar juntos también en Barcelona, nuestra ciudad.
La primera reunión
sorprendió a las convocantes y a la anfitriona, Patrícia, cuando su casa quedó
literalmente invadida de intérpretes interesados…cenas, reuniones hasta altas
horas de la madrugada, consultas con abogados y gestores…
AIB ya era una
realidad… una agrupación que luego se convertiría en empresa y que se bautizaba
en sintonía con su agrupación hermana de Madrid, AIM, la Agrupación de
Intérpretes de Madrid, con quienes hemos emprendido grandes proyectos después como
la Expo Zaragoza o la presidencia española de la UE y con quienes hemos
compartido momentos entrañables durante estos años.
El segundo gran
paso – volvemos a la época de las hombreras y de un incipiente internet- fue
buscar a alguien que gestionara la secretaría y aquí AIB encontró a su ángel:
Silvia. Lo supimos desde el primer momento pero tuvimos que pasar por el
proceso de selección de rigor y entrevistar a otros candidatos, antes de
embarcarla en nuestro proyecto y de que conociera al cabo de poco tiempo el
mundo de la interpretación al dedillo. Silvia es para nosotros sinónimo de AIB,
la voz y la mano que gestiona con maestría situaciones como las que os contaba
Cristina el mes pasado. A lo largo de estos años nos ha acompañado en dos ocasiones
al Parlamento Europeo para ver en persona la gran torre de Babel y para conocer
a los intérpretes con los que colaboramos. Gran amiga también de todas las
secretarías y despachos de intérpretes en Europa, ¡dudo que haya mejor
embajadora!
Los primeros años
trabajamos sin parar, cada uno aportando su montaña
de arena. Tenemos la gran suerte de contar con licenciados en economía, derecho,
comunicación, protocolo… con apasionados de la informática que han dedicado
largas horas a diseñar nuestra base de datos, a crear la web, a participar en
acciones de marketing… Muchos lo han compaginado con las clases en la universidad
y con la organización de masters en interpretación de conferencias… y todos con
familias que iban creciendo y cambiando con nosotros. El multi-tasking de los intérpretes dará juego a otro artículo,
espero, con muchas anécdotas que contar.
Los años no nos
han dado tregua, algunos aiberos han cambiado de país, de ciudad, se han
embarcado en nuevas lenguas y nuevas competencias… lo hemos celebrado todo,
porque nos sentimos muy orgullosos de lo que creamos aquel lejano noviembre del
2000 y felices del camino recorrido desde entonces.
Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea
verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre
de las ciencias todas
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