Interpretamur Papam
Geschichten und Anekdoten gibt es im
Dolmetscherleben genügend zu erzählen. Zum Beispiel, wenn der Heilige Papst das
Europäische Parlament besucht und man als üblicher Mitarbeiter eine Sicherheitskontrolle
nach der anderen überwinden muss, um überhaupt bis zu seiner Kabine zu kommen.
So war es vor ein paar Tagen in Straßburg. Es ist
überraschend, wie eine Stadt einen halben Tag lang Kopf steht: Verkehrsstaus am
frühen Morgen, annullierte Straßenbahnhaltestellen, Sicherheitsabriegelungen
weit um das Gebäude herum und im selben Gebäude. Keine Chance also, sich die
Person selbst aus der Nähe anzusehen.
Aber erfahrene Kolleginnen wie Ursula Zuber wissen, dass dies nicht
immer so gewesen ist und dass der Sicherheitswahn in den letzten Jahrzehnten
stark zugenommen hat… Das sind ihre Erfahrungen in päpstlichen und königlichen Angelegenheiten:
Das war vor 20
oder 25 Jahren noch ganz anders. Terroristen tobten in weit entfernten Gegenden
und waren noch kein Tagesthema. Auch das glasgepanzerte Papamobile für die
Sicherheit der Heiligen Vaters war noch nicht erfunden. Bei den alljährlichen
Empfängen für die Teilnehmer an der FAO Generalversammlung bewegte sich der
Papst frei im Audienzsaal und drückte jedem die Hand mit ein paar freundlichen
Worten. Quasi en famille…
Ebenso problemlos waren Empfänge beim Staatspräsidenten in der Moncloa oder beim König. Halb Madrid wurde zwar blockiert, da man vom Flughafen bis zum Ziel in mehr oder weniger langen Wagenkolonnen fuhr, begleitet von Unmengen von Polizisten mit Sirenen auf voller Lautstärke, aber das war es dann auch. Sehr spektakulär und Aufsehen erregend, eher als mit Akzent auf Sicherheit.
Und so war auch die Dolmetscherei lockerer. Vieles war konsekutiv und damit schaffte man sich die Kunden fürs Leben und man „gehörte dazu“. Verträge wurden lange im Voraus ausgehandelt, die Unterlagen kamen - oh, wie bequem! – per Eilboten oder per Post, die Bezahlung erfolgte üblicherweise sofort am Ende der Arbeit, meistens in bar und an Steuern dachte damals noch keiner… Mit den Jahren wurde alles bürokratischer, geregelter und unpersönlicher und zu guter Letzt sanken in Spanien auch noch die Honorare, nachdem diese nicht mehr einheitlich und weltweit in $ festgelegt wurden. Nach und nach wurde der Dolmetscher zu einer anonymen Stimme im Mikrofon und als Person eigentlich nur noch zur Kenntnis genommen wenn etwas nicht klappt. Ausnahmen bestätigen zum Glück die Regel.
Interpretamur Papam
En la
vida del intérprete sobran historias y anécdotas para contar. Por ejemplo, como
cuando el Santo Padre visita el Parlamento Europeo y como humilde trabajador
uno tiene que superar un control de seguridad tras otro antes de poder llegar a
su cabina.
Esto
mismo ocurrió hace unos días en Estrasburgo. Es sorprendente ver cómo se pone
patas arriba una ciudad durante medio día: atascos de tráfico de buena mañana,
paradas del tranvía anuladas, perímetros de seguridad alrededor del edificio y
también dentro del mismo. Por lo tanto, cero oportunidades de observar al
personaje de cerca.
Pero hay
colegas veteranas como Ursula Zuber que saben que esto no siempre ha sido así y
que la obsesión por la seguridad ha ido en aumento de manera importante en las
últimas décadas… Estas son sus experiencias en asuntos papales y reales:
Hace 20 o 25 años la situación era
completamente diferente. Los terroristas campaban en tierras lejanas y aún no
ocupaban los titulares. Tampoco se había inventado aún el papamóvil de cristal
blindado para la seguridad del Santo Padre. Durante las recepciones anuales
para los participantes de la Asamblea General de la FAO el Papa se movía con
libertad por la sala de audiencias y le daba la mano a todo el mundo,
acompañándolo de unas amables palabras. Casi en familia…
Igual de sencillas eran las recepciones ante
los presidentes de estado en la Moncloa o con el Rey. Es cierto que medio
Madrid quedaba bloqueado, puesto que desde el aeropuerto hasta el lugar de
destino se circulaba en convoyes más o menos largos de vehículos, acompañados
por multitud de policías con sirenas a todo trapo, pero eso era todo. Muy
espectacular y llamativo, pero con poco acento en la seguridad.
Y así también la profesión del intérprete era
más relajada. Se trabajaba mucho en consecutiva lo que permitía fidelizar a los
clientes de por vida y convertirse “en uno más de ellos”.
Los contratos se negociaban con mucha antelación, los documentos llegaban -¡oh,
qué comodidad! – por servicio de mensajería o por correos, el pago normalmente
se realizaba nada más terminar el trabajo, la mayoría de las veces en efectivo
y nadie pensaba aún en los impuestos… Con los años todo se volvió más
burocrático, regulado e impersonal y al final, además, en España se redujeron
los honorarios después de que estos ya no se decidieran de forma coordinada en
todo el mundo en $. Poquito a poco el intérprete se fue convirtiendo en una voz
anónima al micrófono y solo se le percibía como persona cuando algo no
funcionaba. Por suerte las excepciones confirman la regla.
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