Por Guiomar Stampa, AIB
Sight Translation,
Stegreifübersetzung,
Traduction à vue
Que levante la mano quien no se haya visto en una cabina, con un folio delante, haciendo una TAV a toda velocidad mientras el orador va leyendo su discurso a la velocidad de la luz, eso sí, con sus paréntesis, saltos, chascarrillos añadidos y una entonación que no coincide con lo que mandan los signos de puntuación que vemos en el papel.
Y si, además, nuestro orador lee su discurso en una lengua que no es la suya, tenemos un buen cisco armado.
En esas situaciones esta intérprete hace su trabajo lo mejor que puede, con la sensación de ir subida a espaldas del orador con la lengua fuera, intentando que no se me oiga demasiado la respiración cuando cojo aire para no ahogarme.
Una TAV es una traducción a la vista. Puede ser una traducción a primera vista, en la que no se ha visto antes el texto, puede ser una traducción a la vista preparada, en la que se ha podido leer el texto con tiempo para prepararlo, puede ser una traducción a la vista en interpretación consecutiva o una simultánea con texto. (Hurtado Albir: Jiménez Ivars, 2003).
La que describo más arriba es la simultánea con texto. El intérprete reformula el discurso oral que escucha con apoyo del texto que lee el orador. En el mejor de los casos habrá recibido el texto con antelación suficiente y se encontrará ante un orador que lee a ritmo pausado y con una buena entonación. En el peor, le habrán llevado el texto a cabina unos instantes antes de la intervención y se encontrará ante un orador que lee a toda velocidad y con una entonación que no respeta las pausas de la puntuación.
En ambos casos el texto será de gran ayuda en la interpretación de las cifras y los nombres propios.
Todo esto viene a colación, porque creo que en la formación de intérpretes la TAV desempeña un papel muy importante en las diferentes fases de la adquisición de las técnicas de interpretación, especialmente de la simultánea.
Las socias de AIB que formamos intérpretes en distintas universidades recurrimos a esta modalidad de traducción-interpretación en nuestras aulas.
En una primera fase ayuda al estudiante a resolver los posibles problemas de traducción (terminología, estructura) antes de enfrentarse a un discurso oral sobre el mismo tema.
En una segunda fase, una TAV sin preparación, reformulando el texto sin pausas a medida que se lee, ayudará al estudiante a desarrollar estrategias similares a las que necesitará en cabina con el discurso oral. Es el caso de la anticipación del verbo en alemán al interpretar al español. También es una gran aliada a la hora de generar los famosos automatismos, como el famoso last but not least, y, por último, aunque no por ello menos importante.
En una última fase, ayudará a gestionar mejor en cabina la situación descrita al principio. Claro que los ejercicios de simultánea con texto deben introducirse una vez dominadas las diferentes técnicas que necesitamos en cabina. Con una progresión adecuada en cuanto a dificultad del discurso escrito, la velocidad de lectura y la entonación.
Hay que aprender a hacerlo, la realidad en nuestro trabajo es así. Oradores que leen, mejor o peor, con texto en cabina o sin él. Si dominamos la técnica de la TAV, resultará algo más llevadero.
Tengo la impresión de que con la interpretación a distancia o interpretación remota el discurso leído es una tendencia que irá a más.
Eso sí, yo prefiero, sin duda, a los oradores espontáneos que dominan el tema y que hablan con pasión de lo suyo.
Estoy segura de que los escuchantes también.
1 comment:
¡Un recordatorio imprescindible! La mejor manera de trabajar la anticipación y, en mi opinión, los reflejos. Para mí fue la mejor preparación posible cuando cursé mi máster de interpretación, tuve que grabar más de 20 horas de traducción a vista de la literatura que necesitaba una amiga para su tesis y ella no sabía inglés ni francés. El hecho de que el sistema de grabación fuesen los casetes de entonces probablemente contribuyó a que me esmerase en no equivocarme :)
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