Por Pilar García Crecente, AIB
Hoy tengo el placer de entrevistar a Leyre Subijana, intérprete de lenguas signadas y gran impulsora del reconocimiento de las profesionales de la interpretación de lenguas de signos en España. Es la primera pre-candidata de lengua de signos a la región española de AIIC, Asociación Internacional de Intérpretes de Conferencias, presidenta de FILSE Federación Estatal de Intérpretes de Lengua de Signos y Guías-Intérpretes, y miembro también de la Asociación de Intérpretes de Lengua de Signos y Guías-intérpretes del País Vasco (ESHIE). Leyre fue la artífice de mi participación como formadora en dos talleres para intérpretes de lengua de signos, una experiencia muy enriquecedora y gratificante que me permitió conocer a compañeras excelentes y llenas de motivación.
Podríamos empezar con la combinación lingüística ¿te parece? ¿Trabajas entre lenguas orales o siempre entre una oral y otra de signos?
Yo tengo cinco lenguas de trabajo y siempre suele ser una combinación de una lengua oral y una lengua signada. Yo no trabajo entre dos lenguas orales nunca. Y una de las diferencias que sí que tenemos las intérpretes de lengua de signos es que normalmente lo habitual es que siempre trabajamos en ambas direcciones. Las lenguas orales con las que yo trabajo son español, euskera e inglés. Y lenguas de signos: lengua de signos española y signos internacionales.
Has dicho signos internacionales y no lengua ¿Por qué?
Vale, esto es algo siempre muy polémico y que aún, académicamente, se está debatiendo. Hoy en día hay investigaciones y personas que defienden que se le debería dar el estatus de lengua y hay personas que no. El posicionamiento oficial de la Federación Mundial de Personas Sordas es, por el momento, signos internacionales. Sobre todo porque se trata de enfatizar el hecho de que la lengua de signos no es universal. Como sabemos que esta es una concepción errónea que muchas personas oyentes tienen y la sociedad en general, en el momento en el que tú dices “lengua de signos internacional” es como decir, ah, vale, entonces es universal; de alguna manera sería enfatizar ese rasgo. También está el hecho de que los signos internacionales son algo muy, muy, muy flexible y muy dependiente del contexto. Es decir, son una mezcla de diferentes lenguas de signos que funciona, de alguna manera, como lengua de contacto en contextos en los que las personas sordas que van a ese encuentro, a ese congreso, no comparten una lengua de signos nacional. En esos contextos funciona muy bien porque es una manera de poder tener una vía de comunicación, pero sí que es cierto que no tienen la precisión, la exactitud, de las lenguas de signos nacionales porque no tienen ese uso cotidiano y no cuentan con una comunidad de hablantes nativa. Aquí es muy importante la flexibilidad. Por ejemplo, si voy a trabajar en Japón, los referentes visuales, culturales, van a ser muy diferentes a los europeos y eso también va a influir en lo que son los propios signos internacionales. Por tanto, eso hace que yo tenga que estar también como intérprete muy abierta a que el significado se “negocia”, como solemos decir.
De repente una persona te viene con un signo que dices ah, vale, esto hace referencia a tal realidad, un signo que antes yo quizá no había visto, porque es un signo que tiene una influencia de lengua de signos japonesa o coreana. Un ejemplo muy sencillo, para que lo puedas visualizar, en un contexto europeo para hacer referencia a la edad, el signo es éste, como tres alturas, por decirlo de alguna manera. En lengua de signos japonesa, para hacer referencia a la edad hacen referencia al tronco del árbol, a los anillos del tronco; es decir, te preguntaría ¿cuántos anillos tienes?
En los signos internacionales influye mucho también la cosmovisión de la persona, son algo mucho más amplio y que nos lleva a lugares distintos. Es fascinante y al mismo tiempo complejo. Se ha hablado muchas veces de que son como lo contrario al esperanto y lo que sí funcionó en contraposición al esperanto. Los signos internacionales son algo que surgió de la propia comunidad por esa necesidad comunicativa, y tienen su sentido precisamente por eso, porque funcionan en contextos específicos.
Por ejemplo, en el Congreso Mundial de la Federación Mundial de Personas sordas los signos internacionales son la lengua vehicular, igual que en los grandes eventos internacionales de personas sordas.
¿Podemos hablar de lengua de signos o tenemos que hablar de lengua de signos española, de lengua de signos catalana? ¿Es una lengua o es una cultura diferente?
Es lengua y cultura. Como la lengua va unida a una cultura indivisiblemente, se habla de lengua de signos española o de lengua de signos catalana, para enfatizar y subrayar que existen múltiples lenguas de signos, y existen tantas lenguas de signos como lenguas orales. Probablemente hay muchas que no están investigadas ni reconocidas, pero es la realidad.
Sí que es cierto que de alguna forma también se habla de comunidad sorda y cultura sorda, aunque la cultura sorda en España no es la misma que la cultura sorda en Estados Unidos, obviamente, pero sí que hay rasgos característicos de la cultura de la comunidad que están ahí y son comunes.
Aunque luego haya variantes en cada país, sí que se habla de la cultura sorda y esto es muy importante, porque el hecho de que sea una lengua visual, una lengua gestual, hace que muchos códigos culturales cambien muchísimo. En el caso de las lenguas de signos, el contacto visual es lo que determina que la comunicación se esté dando, es la manera de mantener abierto el canal de comunicación, eso hace también que las interacciones sean diferentes. Cómo me acerque yo a ti o como iniciemos esta interacción ya va a cambiar, no es lo mismo que con las lenguas orales.
En España tenemos la lengua de signos española y la lengua de signos catalana.
¿Los hablantes de estas lenguas se entienden entre sí o necesitan los signos internacionales?
En este caso existe una proximidad territorial y son dos lenguas de signos que vienen de la misma familia lingüística. Pasa lo mismo que con las lenguas orales, las personas que son signantes de lengua de signos catalana en su mayoría conocen lengua de signos española o al menos la van a poder entender.
En el caso de una lengua de signos de un país de Latinoamérica, por ejemplo, ya cambia mucho porque no existe esa proximidad territorial.
En el caso de la lengua de signos catalana y española lo que pasa es que están en constante relación y acaban por influirse. En cambio, en el caso de Latinoamérica es completamente diferente; aunque la lengua oral sea muy similar, esa similitud no se reproduce entre las lenguas de signos. O sea, a mí creo que me resultaría más sencillo entender lengua de signos francesa que lengua de signos colombiana, porque por proximidad territorial he tenido oportunidad de ver lengua de signos francesa, más de lo que he podido ver de lengua de signos colombiana, por ejemplo.
En los últimos años hemos sido testigos de una visibilidad cada vez mayor de las lengua de signos y de las intérpretes de lengua de signos. Tu eres la primera pre-candidata de lengua de signos a la región España de AIIC y perteneces a otras 2 asociaciones. ¿Cuáles son los objetivos de estas asociaciones? ¿Cómo funciona la interpretación de lengua de signos en España?
En lo que nos centramos es en la representación de la profesión. En tratar de mejorar el estatus social que tiene la profesión, porque en España se nos sigue vinculando aún mucho a la discapacidad y se sigue entendiendo que esto es algo social, entonces en la mayoría de los casos trabajamos a través de subvenciones, son muy pocas las intérpretes que se pueden establecer como autónomas. Muchas trabajan en asociaciones, en federaciones de personas sordas que siempre están dependiendo de recibir financiación.
Uno de los grandes problemas que tenemos a nivel estatal es que no hay, o son anecdóticos, los casos en los que la administración pública gestiona de manera directa los servicios de interpretación de lengua de signos, así que este es uno de los grandes problemas y una de las grandes reivindicaciones que tenemos, también en FILSE como federación, porque nos encontramos con un panorama laboral desolador en cuanto a precariedad.
Normalmente la administración pública externaliza los servicios, tanto en el ámbito educativo como en servicios a la comunidad, es la política habitual. Esto lo que hace es ir a buscar la oferta más barata y las compañeras terminan trabajando en empresas multi servicios que realmente no están especializadas en esto y que ofrecen condiciones laborales realmente penosas.
Quienes trabajamos en entornos internacionales, como es mi caso, tenemos una posición privilegiada respecto a la mayoría de las compañeras y una gran responsabilidad en lo que se refiere a la representación de la profesión.
Entonces, ajustar la interpretación es eso que denominas utilizar la intuición informada. ¿Qué significa, podrías poner algún ejemplo?
Imagínate que estoy interpretando una clase en bachillerato. Probablemente mi alumna no vaya a levantar la mano porque de repente haya una palabra que no entiende o se diga esto ¿qué significa? Entonces, si yo veo que hace un gesto o está poniendo cara de no entender, yo como intérprete tengo que percatarme y, por ejemplo, incluir una perífrasis para que vea a qué hacía referencia.
Qué recomendarías para aprender una lengua de signos. ¿Es lo mismo que con una lengua oral? Tú has añadido el inglés activo ¿no?, lo has mejorado, lo has estado perfeccionando para poder trabajar hacia él y desde él, con holgura. ¿Qué diferencia hay?
Creo que la diferencia principal cuando no se tiene ninguna lengua de signos dentro del repertorio lingüístico es que vas a cambiar totalmente la modalidad, vas a pasar de una modalidad auditiva y oral a una modalidad que es visual y gestual, eso implica un código comunicativo totalmente diferente. Yo pienso que, al menos en las fases iniciales, la presencialidad es algo imprescindible y también la exposición, que tengas un profesorado nativo, personas sordas que te enseñen, y que puedas entender no solo la lengua, sino la cultura. Entender, por ejemplo, el hecho de que las personas sordas, es un detalle, tengan mucho más normalizado el contacto físico. ¿Es decir, cómo llamas la atención de una persona Le tocas el hombro.
Yo creo que esos matices también lingüísticos y culturales se aprenden estando en esa presencialidad; creo que inicialmente para aprender la lengua es indispensable un profesorado nativo y esa inmersión.
Y luego, en cuanto a añadirlo como lengua de trabajo, porque hay personas que se plantean, ¿cómo hago para aprender signos internacionales, porque me interesaría especializarme en un contexto europeo? La respuesta es que no es posible.
Es necesario tener como mínimo una lengua de signos nacional pero realmente necesitas conocimiento pasivo de otras. En mi caso yo estoy acreditada como intérprete de lengua de signos española, pero tengo conocimiento pasivo de lengua de signos francesa, de lengua de signos británica y de lengua de signos americana ASL. Eso hace que, aunque yo no trabaje como intérprete de esas lenguas, tenga conocimientos y un contexto global de lo que son esas lenguas de signos, de como funcionan, de qué puede funcionar en términos visuales o no en esa cultura, en esa lengua, y hacer una combinación que funcione para signos internacionales. Pero realmente teniendo solo una lengua de signos es muy complicado y no teniendo ninguna es imposible.
Al hilo también de lo que has mencionado sobre la presencialidad, la pandemia del COVID-19 trajo consigo la interpretación a distancia en lenguas orales que antes era casi inexistente. ¿En vuestro caso ha sido igual? ¿Ya usabais antes algún tipo de plataforma para trabajar a distancia o ha sido algo sobrevenido y habéis tenido que adaptaros? ¿Cómo hacíais durante el confinamiento?
Realmente, yo creo que ha sido algo muy, muy similar porque no teníamos experiencia en trabajar de manera remota. Yo nunca lo había hecho. Ha sido un proceso duro porque en nuestro caso lo que hemos tenido que hacer es crear un estudio de grabación en nuestra propia casa. ¡Ahora todas tenemos un Croma para poder editar los vídeos!
Creo que esto sí que nos ha diferenciado un poco, porque las intérpretes de lenguas orales habéis tenido que hacer una inversión en sonido, buen micrófono, unos buenos cascos, doble pantalla o lo que fuese necesario, pero en nuestro caso también ha jugado un papel esencial, la iluminación, tener un fondo, un Croma, especializarte en qué cámara es mejor para hacer un directo, etc. Eso ha sido un gran cambio para nosotras, un gran reto, un gran reto para la mayoría de nosotras pasar de estar acostumbrada a estar en la sala y ver a las personas que me están observando y que están pendientes de la interpretación a ver una pantalla en la cual yo solo veo a la ponente, a quién está hablando y no tengo ni idea de cuántas personas me están viendo, si están siguiendo el hilo o no, ha sido muy duro. Es cierto que ahora estamos volviendo a cosas presenciales.
¿Habéis tenido algún tipo de ayuda para la compra de ese material? ¿Ha habido alguna subvención o apoyo?
No. En la mayoría de los casos han sido recursos propios, o sea, a las intérpretes se las ha mandado a trabajar a casa y se les ha pedido que pongan ellas mismas los recursos. Esto supone una inversión de miles de euros para montar el estudio. Las compañeras que estaban trabajando asalariadas, y a quienes la empresa no les ha facilitado nada, no tienen la opción de hacer esa inversión porque no se les va a devolver, obviamente. Realmente ha sido todo bastante precario. En España yo creo que la mayoría de compañeras ya están volviendo a la presencialidad y no hay esa idea de mantener de alguna forma lo online. Creo que se consideraba desde un primer momento como un parche, pero, en el caso de contextos internacionales, sí que veo que se mantendrá una parte en remoto. Por ejemplo, cuando tienen una reunión de todo el consorcio es presencial, pero cuando es una reunión entre 2 socios que quieren aclarar algo se hace online.
Para terminar, a no ser que tú quieras añadir algo, mi última pregunta es sobre el reconocimiento de las profesionales de la interpretación de lengua de signos. Ahora en España es una formación universitaria, ¿crees que supondrá una mejora de ese reconocimiento? Y, por otro lado, ¿qué podemos hacer en tanto que compañeras de profesión?
Yo creo que lo único que podemos hacer, como buenas prácticas, es que cuando a compañeras de lengua orales se les pide un equipo para un evento en el que va a haber lenguas orales y lengua de signos aprovechen la oportunidad. Esas son buenas oportunidades para tratar de defender la profesión y tratar de defender que somos profesionales a un mismo nivel. A menudo me he visto en situaciones en que los honorarios para las intérpretes de lenguas de signos son un tercio de los de las intérpretes de lenguas orales. Entonces creo que una de las cosas que podemos hacer es una especie de alianza. Montar un equipo multidisciplinar en el cual también haya intérpretes de lengua de signos y asegurar que sean profesionales de calidad y remunerarlas correctamente.
Yo creo que esa es una de las claves. Aunque es cierto que hoy en día es algo muy difícil de conseguir, porque, como te decía antes, se nos sigue asociando a la discapacidad, a lo social, incluso hay personas que siguen pensando que lo hacemos de manera voluntaria. A mí me siguen preguntando si yo cobro por ello, o sea, cuando yo elaboro un presupuesto ¡me preguntan si “eso”lo voy a cobrar!. Y bueno, yo vivo de esto, ¿sabes? Todavía todas esas concepciones están muy presentes en la sociedad.
Por mi parte, intento trabajar por ese mayor reconocimiento, y hemos de ser conscientes del privilegio que tenemos las que hemos podido acceder a una formación superior y conocer otras realidades. Yo lo que intento es ver cómo puedo hacer uso de ese conocimiento para poder transmitirlo también a compañeras que entiendo que no están en la posición de poder embarcarse en un viaje como el mío. Porque a mí, por las circunstancias, la vida me pilló en un momento en el cual lo pude hacer y pude invertir en mi formación, pero hay compañeros que tienen una familia y una hipoteca y cobran €900 al mes, y no se les puede pedir que vayan a formarse a Finlandia ni que hagan nada, es imposible.
Por eso es importante intentar también transmitir ese conocimiento que tenemos. En eventos como las jornadas que organizamos y en las que participaste como formadora, por ejemplo. Yo creo que fue algo maravilloso poder colectivizar todo ese conocimiento y creo que para ti también fue interesante, ¿no? Esa experiencia de ver las ansias de aprender y las ganas de saber.
Yo creo que también, algo que nos frena mucho son las pautas formativas, la educación que hemos recibido como intérpretes de lenguas de signos, creo que es un poco arcaica, y considero que la aproximación que tuvimos a las ideas sobre el código ético ha sido siempre muy restrictiva. Entender la confidencialidad de manera tan restrictiva que incluso no puedas hablar de nada de lo que te ha sucedido en el trabajo y no puedas decirle a tu compañera: Oye, me ha surgido esta duda, no he sabido cómo afrontarlo, ¿Cómo interpretarías tú esto? ¿En este contexto, qué te parece? Hay compañeras que entienden que eso significa que tú entras a un servicio y no puedes hablar nunca de eso con nadie, esto es un error. Pero se nos ha inculcado y se debe también al propio histórico de la profesión, que empieza en los servicios comunitarios.
Hace tiempo no existía esta figura profesional, eran asistentes sociales, personas que se encargaban un poco de ese apoyo, de esa ayuda a las personas sordas, las que ejercían esta labor o incluso familiares sin ningún tipo de formación. Existía cierto paternalismo o sobreprotección, cierta suplantación también de la toma de decisiones. Yo creo que el despertar de la comunidad sorda y ese proceso también de independizarse ha traído consigo un cambio en la concepción de nuestra profesión. Ahora estamos pasando a otra fase en la cual entendemos que estamos en la interacción, formamos parte de esa interacción, queramos o no, y lo que tenemos que hacer es ver qué hacer con ello, cómo gestionar esa interacción, cómo gestionar esa presencia, cómo gestionar ese privilegio también. Privilegio por el hecho de ser personas oyentes y estar hablando de una lengua, un colectivo y una cultura históricamente oprimidos y minorizados.
Por otro lado, también nos ha condicionado mucho el hecho de que nuestra formación siempre ha sido hacia la lengua de signos, pero muy poco hacia la lengua oral, lo cual realmente es un flaco favor hacia nuestra labor profesional porque estamos representando a esa persona sorda, ¿no?
Si no tenemos los necesarios recursos lingüísticos y las técnicas de interpretación para poder hacer una buena interpretación a la lengua oral, siempre vamos a estar perpetuando también esa concepción social que ya tiene la sociedad de que las personas sordas no tienen un alto nivel cultural, son personas que no dominan, que no saben.
Me gustaría que dijeses algo más sobre esto. Me parece que es muy importante y a la vez podría ser un buen final para tu entrevista. Es decir, el buen trabajo hacia la lengua oral también es una representación de ese colectivo.
Sí, efectivamente, y es lo que va a hacer que con el tiempo también cambie la visión que tiene la sociedad hacia las personas sordas y hacia el colectivo. De alguna manera esa representación del colectivo también está en nuestras manos, porque somos la voz que escucha la gente y yo creo que es esencial tenerlo en cuenta.
Tener un conocimiento profundo de la cultura sorda y de los códigos culturales de la propia comunidad sorda y poder desde ahí hacer una interpretación que tenga una equivalencia cultural en la lengua de llegada, en castellano o en euskera, en la que sea, tiene mucho poder. Hay mucho en juego en esa interacción, cómo se percibe a la persona, si se le entiende como alguien que está resultando un poco grosera o maleducada, por ejemplo, cuando esos códigos culturales en lengua de signos no están o son diferentes. Creo que es una es una de las grandes asignaturas pendientes porque no se nos ha formado tanto en ello.
Yo creo que una de las cosas que pueden hacer las intérpretes de lenguas orales por nosotras, o por hermanarse con el colectivo y por apoyarlo, puede ser eso. Labores como la que hiciste tú, Pilar, en nuestra formación, fue algo realmente muy importante para nosotros como colectivo. Es una ventana hacia lo que hay ahí fuera; porque estamos trabajando en un ámbito en el que apenas nos relacionamos con intérpretes de lenguas orales, no tenemos ese contacto, no sabemos qué técnicas usáis. Nuestra formación ha sido en paralelo y siempre en un nivel inferior. Así que es un gran aprendizaje trabajar en equipos multidisciplinares.
Muchas gracias Leyre por tu tiempo, siempre es un placer conversar contigo. ¿Hay algo que quieras comentar para terminar?
Yo creo que para mí las dos ideas claves que me habría gustado transmitir serían el tema de la precariedad, que me parece muy importante para ser conscientes de que no partimos de la misma base ni mucho menos, y luego el hecho de poder tender puentes, ver de qué forma podemos trabajar juntas las intérpretes orales y las de lengua de signos.
1 comment:
Muy pertinentes esas reflexiones sobre la importancia de una buena expresión en la lengua oral de llegada y muy clara la explicación sobre los signos internacionales. ¡Gracias!
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