Por Maria Pearce, AIB
La pandemia de COVID-19 transformó radicalmente la forma en que el mundo llevaba a cabo sus actividades cotidianas, y el ámbito de la interpretación simultánea no fue la excepción. En medio de la necesidad de adaptarse a las restricciones impuestas por el distanciamiento social, la tecnología de Interpretación Simultánea Remota (RSI, por sus siglas en inglés) experimentó un crecimiento vertiginoso durante los meses más críticos de la pandemia. Sin embargo, ahora que el mundo prácticamente ha vuelto a la normalidad, la RSI ha perdido buena parte de su popularidad inicial.
Durante los primeros meses de la pandemia, la demanda de servicios de interpretación simultánea a distancia alcanzó niveles sin precedentes. La interpretación remota ya existía antes de la pandemia, pero era una modalidad de alcance bastante limitado. No obstante, a raíz de las extensas restricciones impuestas por la COVID-19, con grandes obstáculos para viajar y con los eventos internacionales cancelados o trasladados a plataformas virtuales, la necesidad de la interpretación online en tiempo real se volvió esencial.
Aquí es donde salió a relucir la RSI, permitiendo a los intérpretes trabajar de forma remota y proporcionar sus servicios a pesar de las restricciones físicas y las reservas iniciales tanto por parte de los intérpretes como de los clientes.
Fueron tiempos en los que hubo que explorar, aprender a utilizar nuevas plataformas y tecnologías a gran velocidad, crear un espacio con la tecnología necesaria para poder trabajar con garantías, bien desde un hub, o bien desde un despacho acondicionado en el propio domicilio del intérprete; todo ello para adaptarnos a los tiempos y seguir ofreciendo los servicios que demandaban los clientes.
La tecnología de la RSI utiliza plataformas en línea especializadas que conectan a los intérpretes con sus audiencias a través de canales de audio y video. Este enfoque permitió a los profesionales de la interpretación continuar con éxito su labor, adaptándose al nuevo entorno digital que la pandemia había impuesto. No fue fácil, pero a grandes males, grandes remedios, y algo que parecía impensable, se convirtió en realidad en poquísimo tiempo.
Sin embargo, a medida que la situación global ha ido evolucionando y las restricciones se han esfumado, el uso masivo de la RSI ha perdido parte de su impulso. Varios factores han contribuido a esta disminución de popularidad.
En primer lugar, la vuelta a la normalidad ha llevado a la reanudación de eventos presenciales y conferencias internacionales. A medida que las personas han recuperado la confianza para reunirse en persona, la necesidad de la interpretación remota ha disminuido. Las conferencias y eventos ahora buscan soluciones tradicionales de interpretación simultánea, con intérpretes presentes físicamente en el lugar.
Además, la RSI presenta desafíos técnicos y de conectividad que no siempre son fáciles de superar y que en algunos casos persisten a pesar de los esfuerzos por resolverlos. Aunque la tecnología ha avanzado significativamente, la calidad de la conexión a internet y la disponibilidad de herramientas tecnológicas adecuadas, como micrófonos para oradores, pueden afectar la experiencia de la interpretación remota. Esto ha llevado a algunas organizaciones a preferir la seguridad y la estabilidad de la interpretación presencial.
No obstante, la experiencia adquirida durante la pandemia ha dejado su huella en la profesión de la interpretación simultánea. Muchos intérpretes han integrado herramientas digitales en su repertorio, reconociendo la utilidad de la tecnología en ciertos contextos. La RSI, aunque ya no está en el centro de atención, se ha convertido en una herramienta valiosa en el conjunto de habilidades de los profesionales de la interpretación. Hay muchas situaciones en las que sigue siendo más racional y práctico optar por la interpretación remota, sobre todo en aquellos casos en los que las reuniones son muy breves y los desplazamientos largos o complicados. Eso sí, para que se pueda desempeñar con todas las garantías es fundamental que el audio sea de calidad, véase, simplificando mucho, que los oradores utilicen micrófonos que den un sonido de buena calidad, y que la conexión a internet sea estable, optando siempre por una conexión por cable en vez de por wifi.
En la página web de AIIC podemos encontrar directrices para un uso exitoso de la RSI y en la entrada de este mismo blog escrita por Mary Fons encontramos una valiosísima lista de consideraciones para ponentes.
En conclusión, el crecimiento exponencial del uso de la RSI durante la pandemia de COVID-19 marcó un hito en la evolución de la interpretación simultánea. Aunque la tecnología ha perdido parte de su popularidad con la vuelta a la normalidad, su impacto perdura en la forma en que los intérpretes abordan su trabajo. La combinación de herramientas tradicionales y tecnológicas seguirá definiendo el futuro de la interpretación simultánea en un mundo que continúa adaptándose a las cambiantes circunstancias globales.
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